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TIPS: CÓMO USAR VESTIDOS EN INVIERNO


La moda atemporal ya es algo de lo que hablamos hace bastante. Romper reglas, salirnos de la zona de confort, de lo conocido. Y, qué mejor manera de hacerlo que olvidándonos de la limitaciones climáticas a la hora de vestirnos.

Generalmente, muchas tienden a reservar todas sus prendas minis para el verano y la primavera. Pero, hay formas inteligentes de adaptar esos vestidos que tanto nos gustaría usar los 365 días del año sin sufrir el clima frío invernal e inestable primaveral.


A continuación les recomiendo un par de combinaciones que no fallan a la hora de adaptar vestidos a temperaturas más frescas.


LAS SUPERPOSICIÓN SERÁ NUESTRA MEJOR AMIGA

A la hora de jugar con los vestidos de media estación o verano, un comodín es el vestido lencero o vestido slip. Lo ideal de este es su versatilidad y liviandad. Al ser volátil es práctico y fácil de superponer a otras prendas sin generar un exceso de volumen o modificar nuestra silueta corporal.

En este caso, mi recomendación es que nos animemos a superponer ese vestido lencero fresco de verano, a una polera estampada o lisa que contraste. Para más riesgo, podemos usarlo por sobre jeans, y agregarle algunos colgantes delicados que destaquen el escote.

Otra opción viable será superponer este vestido a una camisa de seda para noche, o de algodón para día.



QUE EL CORTO NO SEA UN PROBLEMA

Uno de los grandes tabúes y reglas absurdas de la moda (sobre todo en Buenos Aires donde el frío no es tan crudo), es que el corto no es para invierno.


Si de vestidos minis hablamos, lo mejor es elegir alguno que tenga manga larga o polera, y animarnos a jugar con medias largas o bucaneras que sean abrigadas.



Uno de mis conjuntos favoritos para vestidos invernales son los vestidos de terciopelo o de lana, combinados con botas slouchy (que permiten esconder incluso medias de ski por debajo).

EL ABRIGO ES EL GRAN SECRETO

Si de invierno crudo hablamos, no debemos pasar por alto los cambios de frío-calor cuando ingresamos y salimos de espacios cerrados a abiertos, y viceversa.

Entonces, mi gran aliado que recomiendo es tener al menos dos abrigos muy abrigados. Por ejemplo, lo ideal sería contar con una campera que ‘informalice’ al vestido, y con un tapado más formal que mantenga la formalidad o incluso lo eleve al vestido. De esta forma, con estos dos abrigos, tendrás dos soluciones fáciles y rápidas de abrigarte con solo una capa por sobre tu vestido elegido.

LA COMODIDAD LO ES TODO

Un descubrimiento que conocí con el tiempo y bastantes equivocaciones. Cuanto más cómodo es el zapato, menos frío vas a tener. Los pies son todo, si no pensemos en la magia de la reflexología…

La explicación está en la circulación de la sangre y los nervios que se ubican en los pies. Cuando elegimos zapatos que nos incomodan y nos aprietan en algún punto clave sensorial, esto afecta al resto de nuestro cuerpo. Este es un tip para todo el año, pero es bastante usual que los zapatos cerrados invernales tiendan más a esta incomodidad.

El placer de esta época de tendencias que estamos transitando es que la mezcla de vestidos de cualquier tipo con botas o borcegos es furor. Y, no hay zapato más cómodo, versátil e incluso arreglado que las botas.

CONOCER TUS PUNTOS DÉBILES

Como recomendación final y más importante, todo radica en conocer nuestros cuerpos y saber hasta qué punto estamos dispuestas a pasar frío.

En mi opinión, la clave está en saber qué partes del cuerpo necesitas tener abrigada para no pasar frío. Por ejemplo, en mi caso, si elijo unas medias (cortas o largas) bien abrigadas y mantengo siempre mi espalda cálida, sé que no pasaré frío por más de que elija un vestido mini que me deje los muslos al aire.


(Artículo escrito para Lookea)

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