TENDENCIAS: ROTURAS

Como parte de la experimentación que nos concierne y define en esta nueva década, la necesidad de intervenir nuestras prendas no deja de hacerse presente en las elecciones que realizamos día tras día.
Así, volvemos a sentirnos representad@s por las roturas, los desgastados y lo deconstruido.
La desprolijidad forma parte de una nueva acepción sobre la belleza, una belleza que busca re-definir los límites entre lo perfecto y lo imperfecto.
Este entendimiento lo vemos reflejado no sólo en la indumentaria, sino también en la industria de belleza que impulsa la transparencia y aceptación de nuestras pieles y cuerpos tal y como son, sin necesidad de ser disfrazados y mutilados para alcanzar una perfección utópica.
Si nos adentramos en el reflejo que esto tiene en la indumentaria, la deconstrucción se hace presente mediante roturas que simulan el uso excesivo de las prendas que elegimos como representantes de nuestra identidad.
Iremos observando como determinados grupos más afines a la experimentación hacen hincapié en el retorno de los jeans rotos, de los tops desgarrados y muchas otras prendas que representen el extremo uso de las prendas.
Le volvemos a dar valor a la vejez, a la experiencia y a la tangibilización de la vida transitada y las experiencias sobrevividas.

Lo nuevo, lo impoluto y lo impecable deja de ser sinónimo de belleza porque se aleja de lo real.
Buscamos prendas que nos representen en esta búsqueda de identidad experimental y que reflejen que la vestimenta está hecha para ser usada y vivida. Por esto, nos atrae, una vez más, toda prenda que se asocie a una experiencia, a un recuerdo y a un momento específico de nuestra historia.
Otra forma de representación de esta necesidad y este deseo intrínsecos es la re-utilización y masificación de las prendas de segunda mano, en donde las prendas cuentan con un valor agregado por haber sido vividas por otras personas.
Entonces, tanto si elegimos una prenda nueva como una usada, buscamos que la misma contenga un elemento que denote su uso y su vejez.

Por esto, en esta temporada, las roturas se hacen presentes como una forma tangible de representar lo gastado y lo experiencial.