TENDENCIAS: DESCOMPOSICIÓN TEMPORAL

Adentrándonos en la temática del reporte de este mes seguiremos indagando en el tiempo.
El tiempo es este 'objeto' que siempre está presente en nuestras vidas, ya sea porque nos sobra o nos falta, nuestro transito terrenal está estrechamente ligado al tiempo.
Los últimos dos años, debido a los acontecimientos sucedidos, el tiempo se convirtió en días que se ven exactamente iguales, y minutos que parecen durar una eternidad. Nos han dejado con demasiado tiempo para reflexionar y para la excesiva, pero necesaria, introspección.
Es en esta instancia, nuestros pensamientos y deseos, que se encuentran arraigados a lo más profundo de nuestro ser, salen a la luz.
Se abrió un espacio para cuestionar todo aquello que tomábamos como verdad absoluta. Y, por consecuente, llegamos a la conclusión que ese tiempo que vivimos no es más que una ilusión.
Pero, ¿qué sucede cuando se rompe la ilusión? Comienza la deconstrucción.
Hemos pasado de ver el tiempo como algo lineal a entenderlo como un ciclo, un círculo donde no sabemos ni el principio, ni el fin. ¿Dónde empezamos y dónde terminamos?
La deconstrucción es un proceso, y como todo proceso, requiere tiempo; en donde la experimentación y el cuestionamiento son primordiales. Se refleja en cerrar ciclos y crear nuevos rituales, los que juegan a nuestro favor.

Deconstruimos el tiempo para amoldarlo a lo que queremos, a nuestro propio beneficio. A comparación del enemigo que era antes el tiempo, hoy, se convierte en un aliado para nuestras propias creencias y rituales, ya que previamente lo percibíamos como un ente abstracto regido por viejas convicciones que no sabemos de donde salieron.
Aunque el despertar es confuso y muchas veces doloroso; el camino a la deconstruccion esta arraigado a la nostalgia. La nostalgia de la ignorancia de nuestro viejo ser.
No sabemos a donde ir, ni por donde comenzar, y todo puede sentirse como una gran laguna temporal e intentamos aferrarnos a viejas partes de nosotros. Pero, entendemos las partes que no funcionan y las mejoramos.
Estamos en el camino de convertirnos en la mejor versión de nosotr@s mism@s. Deconstruir para reconstruir, esta vez a nuestra manera y a nuestro tiempo. A ser más libres que nunca.
Asimismo, vemos este planteo en nuestra indumentaria. Percibimos la recurrente nostalgia, pero los patrones repetidos no son iguales, se han mutado, deconstruido.
Hemos creado una sustracción atemporal, pasando a comprometernos con una estética propia que no tiene tiempo ni espacio. Se rechaza la norma de conceptos establecidos y la atemporalidad es nuestro aliado máximo.
Deconstrucción no siempre significa roto, por mas que la palabra en si nos remita eso. Es deshilachar en un nudo construido por alguien mas y tomar nuestras propias riendas en el asunto.

Las etiquetas o estandartes de cómo y cuándo usar ciertas prendas se rompen, tanto como la funcionalidades de las prendas en sí.
Es una nueva forma de mirar todo.
Y, creamos esta descomposición temporal a través de nuestras prendas; donde no se sabe bien a dónde pertenecen mas que a uno. Quedan atrapadas en un limbo de amorfologías, pliegues y roturas; pertenecientes a un tiempo inexistente regido por la incertidumbre.