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STORYLINES #5: EL CAMINO DE LA PREDICCIÓN

Romantizando el control, para despedirnos de los eclipses en el eje Tauro-Escorpio. Una historia de cómo la ansiedad y necesidad de tener el control te lleva a encontrar tu profesión y vocación ideal.

Desde los 15 años sabía que me quería dedicar a trabajar en la industria de moda, pero el camino no fue lineal como me lo esperaba. La pequeña María de 5 años ya había proyectado y planificado su vida hasta, mínimo, los 40 años (que, en ese momento, ya me parecía la vejez).


Pero, como a todxs quienes disfrutamos de planificar y prever, por miedo a la incertidumbre, la vida nos da un par de cachetadas para que aprendamos que no tenemos el control; y que, siempre, hay alguna variable que se nos escapa de nuestras manos e imaginación.


Comencé mi recorrido profesional escribiendo sobre tendencias como colaboradora en un blog internacional (cuando todavía estaba cursando el último año de colegio secundario). Siempre tuve una visión y abordaje un tanto diferente a lo que se acostumbraba a leer y escuchar sobre tendencias, por eso, ese fue mi camino predilecto.


En esta labor sentía que podía sumergirme libremente en la complejidad y contradicción propia del ser humano y cómo, algo que el mundo veía como superficial tenía una razón de ser profunda psicológica, ancestral, simbólica y social.


Para no hacerlo tan largo, me decidí por estudiar Comunicación de Moda, y luego Producción (especialmente, por mi interés exacerbado en los gajes del Estilismo).


Desde chica encontré el disfrute en construir historias a través del uso metafórico de símbolos que soslayaran un meta-mensaje que, no todxs, podrían estar dispuestos a querer ver, escuchar y admitir. Siempre encontré placer en trabajar sobre la propia oscuridad del ser humano (tanto colectivo como individualista) con una finalidad evolutiva.


No es casual que, hoy en día, me enfrente a una crisis vocacional donde la astrología comenzó a formar parte de mi cotidiano, perspectiva y filosofía de vida, una disciplina que tanto tiene de todo esto que describo en párrafos anteriores. Pero, esa es una historia para otro momento.


A medida que fui creciendo y profesionalizándome en la industria de moda, tomé la decisión de viajar a Madrid a estudiar un Máster en Marketing y Comunicación Digital de Moda. No voy a mentirles, era un período de mi vida en que estaba bastante perdida, tanto a nivel personal como profesional.


Así, fue como me topé con una materia (que no era troncal del Máster) en donde aprendí sobre qué consistía trabajar como 'coolhunter', es decir, trabajar realizando análisis y predicción de tendencias. Recuerdo que al finalizar la primera clase de esa materia, me acerqué al profesor en estado de shock. Mi estructura controladora y planificadora no podía comprender cómo una actividad que para mi era un hobby, que realizaba cuando estaba aburrida en mi tiempo libre, era una profesión en sí misma.


Esa realización marcó un quiebre en mi vida.


Y, cuando digo vida, no exagero; porque mi profesión o vocación siempre fueron mis motores de cambio y motivación.


Entre que terminé el máster y me profesionalicé en el análisis y la predicción de tendencias, sucedieron muchas sorpresas incontrolables para esa María de 5 años que tenía planificada su vida entera... entre ellas una pandemia.


Pero, esa pandemia me encontró direccionada, motivada y enfocada. Por eso, aproveché ese 'tiempo en pausa' para construir lo que yo creí que iba a ser mi futuro profesional. Al principio, tomé este trabajo de la predicción como una inversión de mi tiempo y energía, y decidí compartirlo con el mundo, más allá de que el feedback a nivel monetario todavía era inexistente.


Creía ya haber aprendido a soltar el control y fluir con la vida y sus sorpresas, así como con mis propios cambios de intereses y de personalidad.


Durante varios años, el análisis y la predicción de tendencias se convirtieron no sólo en mi especialización profesional en moda, sino en mi esperanza y forma de canalizar la necesidad de tener todo 'bajo control'.


En síntesis, el análisis de tendencias requiere de una observación minuciosa y exhaustiva de la sociedad y del ser humano, en relación a su historia, su psiquis y su comportamiento animal que deriva en ciertos patrones repetitivos vinculados a necesidades y deseos intrínsecos.


La predicción es fruto de este análisis, en donde no leemos el futuro, pero sí sabemos rescatar qué detalles y meta-mensajes hacen al discurso y accionar porvenir de la sociedad.


Suena interesante pero, también, es innegable la presencia profunda de la necesidad de control y el apego al futuro (por ansiedad) que existe en este trabajo.


En la actualidad, continúo día tras día, intentando manifestar esas características de mi personalidad que no puedo negar ni tapar ni eliminar de la manera más sana que encontré. Obviamente, esto no quita que me quede mucho trabajo por hacer para poder convivir con estos miedos a la incertidumbre y al vacío.


Así y todo, confío y creo en que esta profesión es parte de ese camino que me da las herramientas para poder depositar estas características de ansiedad y control en algo que no sea tan dañino y desilusionante para mi.


Despersonalizándome de esas planificaciones y expectativas que tanto angustiaron a la María de 5 años, cuando las cosas no fueron como ella se lo esperaba; hoy, puedo decir, que mi vocación fue mi salvación.